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  • Foto del escritorEllas a través del cinematógrafo

"El sembrador" un acto de amor



A dos años del estreno en México del documental El Sembrador realizado con un crew mayoritariamente conformado por mujeres y dirigido por Melissa Elizondo Moreno, nos narra la historia de Bartolomé, un maestro en una escuela multigrado entre las montañas de Chiapas en México.


En medio de la pandemia diversas plataformas trajeron de vuelta esta historia que nos enseña que la educación puede y debe estar basada en el respeto y el amor por los otros.


Más allá de la hermosa fotografía, el documental conmueve y nos hace repensar nuestra realidad. Elizondo realiza un trabajo de dirección excepcional pues supo capturar la esencia del profesor Bartolomé encargado de atender y educar a un grupo de niños tzeltales de diferentes edades en una comunidad de Chiapas y que, conforme avanza el documental vemos el reto que ha implicado para el profesor seguir con su labor en medio de tanto olvido y marginación en la que nuestros pueblos originarios se encuentran.


A través de su cámara, la directora profundiza y cala hondo en nuestras conciencias al visibilizar todo el rezago y las carencias que sufre nuestro sistema educativo mexicano.


Carencias económicas pero no humanas son las que vemos en El Sembrador, a los niños y niñas de esta comunidad su profesor los escucha y los anima a reflexionar; deja de lado la educación tradicional y nos muestra una parte de la educación humanista que muchos y muchas no tuvimos el privilegio de tener.


Porque, ¿qué otra cosa nos enseñan en nuestros centros educativos más allá de la competencia y el aprendizaje de memoria? Nadie muestra como hacer comunidad, ni mucho menos hablan de la perspectiva de género y esa es una de las tantas cosas que el maestro Bartolomé enseña a sus estudiantes.


¿Cuántos de nosotros después de ver este documental no nos sentimos emocionados al imaginar una educación humanista para nuestros niños y niñas de México? Inmediatamente volvemos a la realidad, esa que nos hace ver Melissa en esta historia; aunque muchos de estos niños quieran seguir sus estudios lo cierto es que sus posibilidades de acceder a una educación superior son casi nulas.


Bien lo menciona la activista Yasnaya en un Live organizado por el IMCINE en el que se entrevistó junto con la directora del documental:

“Sólo el 2% de jóvenes pertenecientes a comunidades indígenas accede a una educación superior”.

Un dato crudo y dolorosamente real, que pone de manifiesto la desigualdad social que impera en nuestro país. Pero el documental no se queda sólo con esos datos duros; Melissa y el profesor Bartolomé buscaron la manera de seguir apoyando por lo menos a esta comunidad aún terminado el trabajo documental y gracias a la colaboración de quienes lo han visto, ha llegado un poco de ayuda para estas niñas y niños. Debemos agradecer a la directora de esta película su enorme compromiso social, y reflexionar a partir de esto todo lo que se podría estar haciendo por nuestras comunidades y lo que no hacemos.


Entonces, ¿qué deja sembrado en nosotros este documental? Deja sembradas sonrisas y también lágrimas, pues con su semilla aprendimos la importancia de escuchar a nuestros niños, a tratarlos como seres pensantes y darles la voz porque tal vez lo que tienen que decir nos dejará un honesta enseñanza. Esta semilla sigue germinando, así como los sueños y esperanzas de nuestra niñez indígena; nuestro sembrador que va regando semillas de respeto y que abraza la idea de que “El mejor maestro de un niño es otro niño” reivindica, desmitifica y honra la invaluable labor del maestro rural.


Personalmente espero que esta película sea llevada a cada rincón de nuestra república mexicana, sin dejar de cuestionar nuestros privilegios y la búsqueda de una forma de retribuir en algo a nuestros niños y pueblos originarios. Puedo decir sin temor a equivocarme que a esto orgullosamente podemos llamarle el nuevo cine mexicano, a historias inclusivas, con un mensaje poderoso y que dejan huella.

“Dedicado a quienes hacen de la educación un acto de amor y de valor” Es así como cierra El sembrador.

Sobre la directora de este largometraje documental, Melissa Elizondo es una cineasta egresada del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM. Sus proyectos se enmarcan dentro de la temática de Derechos Humanos de los Pueblos Originarios, de la niñez y de la construcción de la igualdad de género.



Por:

Uzu Morales

Feminista, Gestora Cultural, Community Manager y Documentalista en ciernes.

Actualmente trabaja en un proyecto colaborativo dedicado al intercambio de saberes culturales.

Forma parte del equipo de trabajo de Fotógrafas en México, del Festival Mirar Distinto y es miembro del Colectivo Miradas Divergentes. Cuenta con un Diplomado en cine documental y otro Diplomado en Historia del Cine Mexicano. Realiza su primer corto documental ‘Taxi’ en el Reto Docs Xalapa 2019. Voluntaria en diversos festivales tanto de cine, música y fotografía. Asistente de producción en la exposición de mujeres fotógrafas “Bruma” inaugurada el 7 de Marzo de 2020 en El Rule Comunidades de Saberes Cdmx.


Referencias:

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