A veces siento la necesidad de ver alguna serie relajante que me apapache el corazón. Con ese fin llegué a The Baby-Sitters Club, una comedia juvenil que aunque sí logró ese cometido, me dio una grata sorpresa desde el primer capítulo.
The Baby-Sitters Club es una adaptación de los libros de los ochenta y noventa escritos por Ann M. Martin y que reviven en esta nueva adaptación de Netflix a manos de Rachel Shukert (Supergirl, Glow).
La serie trata de cinco adolescentes de secundaria, Kristy, Claudia, Stacey, Mary Anne y Dawn, que forman un club de niñeras que, además de permitirles ganar su propio dinero, está comprometido con la diversión y el cuidado de les niñes. En este contexto viven problemas y situaciones complejas en un entorno cálido de suburbio estadounidense.
Mientras por un lado vemos problemas que toda adolescente vive, las discusiones entre amigas, la primera menstruación en el momento más inoportuno, el divorcio de los padres, el gusto por los chicos o la superación de la timidez, por el otro vemos a las chicas vivir el luto, las paternidades ausentes o la sobreprotección, exigir el respeto a las infancias trans y la igualdad de oportunidades, siempre buscando ser sororas, empáticas, en fin, buenas amigas.
Se dedica un capítulo a cada protagonista en donde llegamos a conocerlas íntimamente desde sus hogares. Vistazos más genuinos a lo que significa ser una adolescente y que nos revela que no hay forma incorrecta de ser mujer, adolescente, persona.
Creo honestamente en la importancia de las diferentes representaciones, no como un fin, sino como una herramienta para construir nuevos imaginarios y nuevas formas de relacionarnos, por eso me parece rebelde y magnífico que la serie no recurra a visiones estereotipadas y a las migajas de representación que nos ofrecen muchas producciones que dicen hablar de las mujeres y, sobre todo, de las mujeres de la generación centennial.
El que los capítulos se compongan de problemas cotidianos de la mano de conflictos sociales complejos y recientemente visibilizados nos sitúa, sin duda, en la época actual. La generación del 2000 tiene el mando e ignora el “calladita te ves más bonita”, venga de quien venga, porque saben que la voz sirve para levantarla cuando es necesario.
The Baby-Sitters Club celebra los corazones y mentes de las jóvenes, la amistad juvenil, y nos recuerda que no somos perfectas ni lo es la gente a la que queremos, pero que a pesar de eso somos más grandes cuando estamos juntas.
Ah, y sale Alicia Silverstone, quien le dio vida al personaje de Cher en la popular película Clueless (1995).
Por: María Lara
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